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"La vereda es parte de mi casa Chile: Una reflexión sobre nuestro espacio público"

Cuando pensamos en nuestro hogar, es común que lo asociemos con las paredes que nos protegen del exterior, con los muebles que nos brindan comodidad y con los espacios que hemos diseñado a nuestro gusto. Sin embargo, hay una parte de nuestro hogar que a menudo pasamos por alto, pero que es igual de importante: la vereda.

En Chile, la vereda se convierte en un espacio público que nos pertenece a todos. Es el lugar donde nos encontramos con nuestros vecinos, donde compartimos sonrisas y saludos, donde los niños juegan y los adultos pasean. Es un espacio de encuentro y de convivencia que, lamentablemente, no siempre valoramos como se merece.

Un lugar de conexión y comunidad

La vereda es mucho más que un simple camino de acceso. Es el sitio donde interactuamos con el entorno y con las personas que nos rodean. Es un lugar donde se tejen relaciones sociales, donde se comparten historias y donde se establece un sentido de comunidad.

En la vereda, podemos encontrar a nuestros vecinos regando las plantas, a los niños jugando a la pelota y a los ancianos sentados en los bancos disfrutando del sol. Es un lugar de conexión, donde nos encontramos con los demás y nos sentimos parte de algo más grande.

Un espacio de cuidado y respeto

La vereda también es un espacio que debemos cuidar y respetar. Es importante mantenerla limpia y ordenada, libre de obstáculos que dificulten el paso de los peatones. Debemos ser conscientes de que no solo es nuestro espacio privado, sino también un lugar de tránsito para todos.

Es fundamental respetar las normas de convivencia, como no poner música alta que pueda molestar a los vecinos, recoger los desechos de nuestras mascotas y no dañar las áreas verdes. Al hacerlo, estaremos contribuyendo a la construcción de una comunidad más amigable y armoniosa.

El desafío de apropiarnos de la vereda

A pesar de la importancia de la vereda en nuestra vida diaria, muchas veces la damos por sentada. Nos acostumbramos a su presencia y dejamos de prestarle atención. Sin embargo, es nuestro deber como ciudadanos apropiarnos de este espacio y convertirlo en un lugar donde nos sintamos cómodos y seguros.

Podemos hacerlo embelleciendo las áreas verdes, colocando maceteros con flores o plantas, pintando murales en las paredes o incluso organizando actividades comunitarias. La vereda puede convertirse en un lienzo en blanco en el que plasmar nuestra creatividad y nuestro sentido de pertenencia.

En resumen, la vereda es mucho más que un simple camino. Es un espacio público que nos pertenece a todos y que debemos cuidar y respetar. Es un lugar de encuentro y de comunidad, donde podemos crear lazos con nuestros vecinos y sentirnos parte de algo más grande. Así que la próxima vez que salgas de tu casa, tómate un momento para apreciar la vereda y todo lo que representa.